Bah, es fácil, llamen a Bruce Willies que ya lo enfrentó en Mercury Rising. Es impresionante como sobrevaloran a la NSA, olvidando facilmente su fracaso en el episodio del 11sep. El espionaje es una actividad normal desde que los humanos se organizaron en grupos; en realidad es anterior, forma parte de un comportamiento animal. Es una actividad agresiva, y debe ser vigilada, pero a no escandalizarse, que todos los países con proyección al exterior la tienen. Salvo aquellos que viven encerrados, y espían a su propio pueblo, como nuestro gobierno.
El desbarajuste provocado por las revelaciones de Edward Snowden sobre las actividades de la Agencia de Seguridad (NSA) de Estados Unidos está fuera de control. Por un lado aparecen quienes tratan de explicar y justificar, de manera poco convincente, esas actividades y, por otro, quienes expresan su molestia por las mismas. Los espiados reclaman explicaciones satisfactorias y piden, de manera implícita, un cambio de comportamiento. Los que espían exhiben los que consideran fundamentos sólidos de su acción: los intereses y la seguridad de su país.
Si bien la práctica del espionaje tiene una larga historia, lo que preocupa en la actualidad es su posible alcance gracias a los prodigiosos medios que la tecnología de la información ha desarrollado. La cantidad de datos que es posible captar y la velocidad a la que es posible procesarlos son dos hechos que causan desasosiego y temor. Además, la NSA busca abarcar un amplio y difuso espectro de focos de atención, ubicados en muchos lugares del planeta. Todo esto crea la sensación de que casi nada queda reservado a la privacidad y de que casi nadie está libre de ser objeto de pesquisa.
Los directivos de la agencia aducen que su tarea se funda en la necesidad de hacer frente, sobre todo, a la amenaza del terrorismo internacional; señalan que también están en juego otros intereses del país. Tal vez por esta razón ha centrado su esfuerzo no solo en posibles terroristas, sino también en líderes políticos de países amigos y en la actividad de ciertas empresas. En respuesta a los reproches de los que se sienten afectados, dentro y fuera del país, el presidente Obama anuncia que su Gobierno adoptará medidas para poner “limitaciones” a las tareas de inteligencia. A su vez, el vocero del Departamento de Estado, Jean Psaki, explica que se seguirá buscando información, pero no la que se puede conseguir, sino solo la que sea necesaria.
Como uno de los más directamente involucrados en el asunto, el director nacional de inteligencia, James Clapper, afirma que se espía en el extranjero pero con “fines legítimos”. A su turno, el director de la NSA, general Keith Alexander, insiste en que los programas de espionaje están dirigidos a “garantizar la seguridad de los ciudadanos”. Poco de lo dicho deja contentos a los afectados. Esto permite presagiar que el asunto permanecerá en la agenda internacional por un buen tiempo Nathalis Lancheros 6.1
Bah, es fácil, llamen a Bruce Willies que ya lo enfrentó en Mercury Rising. Es impresionante como sobrevaloran a la NSA, olvidando facilmente su fracaso en el episodio del 11sep. El espionaje es una actividad normal desde que los humanos se organizaron en grupos; en realidad es anterior, forma parte de un comportamiento animal. Es una actividad agresiva, y debe ser vigilada, pero a no escandalizarse, que todos los países con proyección al exterior la tienen. Salvo aquellos que viven encerrados, y espían a su propio pueblo, como nuestro gobierno.
ResponderEliminarEl desbarajuste provocado por las revelaciones de Edward Snowden sobre las actividades de la Agencia de Seguridad (NSA) de Estados Unidos está fuera de control. Por un lado aparecen quienes tratan de explicar y justificar, de manera poco convincente, esas actividades y, por otro, quienes expresan su molestia por las mismas. Los espiados reclaman explicaciones satisfactorias y piden, de manera implícita, un cambio de comportamiento. Los que espían exhiben los que consideran fundamentos sólidos de su acción: los intereses y la seguridad de su país.
ResponderEliminarSi bien la práctica del espionaje tiene una larga historia, lo que preocupa en la actualidad es su posible alcance gracias a los prodigiosos medios que la tecnología de la información ha desarrollado. La cantidad de datos que es posible captar y la velocidad a la que es posible procesarlos son dos hechos que causan desasosiego y temor. Además, la NSA busca abarcar un amplio y difuso espectro de focos de atención, ubicados en muchos lugares del planeta. Todo esto crea la sensación de que casi nada queda reservado a la privacidad y de que casi nadie está libre de ser objeto de pesquisa.
Los directivos de la agencia aducen que su tarea se funda en la necesidad de hacer frente, sobre todo, a la amenaza del terrorismo internacional; señalan que también están en juego otros intereses del país. Tal vez por esta razón ha centrado su esfuerzo no solo en posibles terroristas, sino también en líderes políticos de países amigos y en la actividad de ciertas empresas. En respuesta a los reproches de los que se sienten afectados, dentro y fuera del país, el presidente Obama anuncia que su Gobierno adoptará medidas para poner “limitaciones” a las tareas de inteligencia. A su vez, el vocero del Departamento de Estado, Jean Psaki, explica que se seguirá buscando información, pero no la que se puede conseguir, sino solo la que sea necesaria.
Como uno de los más directamente involucrados en el asunto, el director nacional de inteligencia, James Clapper, afirma que se espía en el extranjero pero con “fines legítimos”. A su turno, el director de la NSA, general Keith Alexander, insiste en que los programas de espionaje están dirigidos a “garantizar la seguridad de los ciudadanos”. Poco de lo dicho deja contentos a los afectados. Esto permite presagiar que el asunto permanecerá en la agenda internacional por un buen tiempo
Nathalis Lancheros 6.1