MEDIO AMBIENTE
la forma en que el ser humano actual desea vivir y las comodidades sin costos apreciables de las que no desea prescindir, determinan inevitablemente su propio destino.
Los parámetros ecológicos regresivos que maneja, con visible conciencia, serán los que le lleven a la crisis y, si la administración de su supremacía de homo sapiens es incorrecta, finalmente al caos y su propia destrucción.
El hombre busca paraísos a bajo costo
Si prestamos atención a los usos que el hombre da a la Tierra, se aprecian problemas relativos al medio ambiente, que en términos económicos son de difícil resolución a corto plazo. Existen factores que influyen gravemente en la acumulación de desechos o desperdicios; la Tierra se carga de montañas de materias contaminantes a las cuales se les ha excluido los costos de saneamiento, los cuales recaerían inevitablemente en la propia sociedad generadora, que, mientras no se vea en la disyuntiva inmediata de tener que elegir entre la búsqueda de paraísos a bajo o mínimo coste, y el mantenimiento de nuestra biosfera en condiciones hábiles para una vida estable y duradera, aunque ello implicase un sacrificio en términos de comodidad, no se verá detenida en la dinámica de regresión continua.
Los usos y subproductos de la forma de vida humana
Los desechos son el subproducto de la forma de vida que ha adoptado el ser humano, aunque los múltiples usos que desea hacer de los espacios esencialmente limitados plantean problemas de suma importancia, mucho mayores incluso que la propia eliminación de los residuos.
El hombre tecnológico realiza su trabajo industrial en zonas urbanas edificadas, y extiende la tecnología industrial a las actividades agrícolas. Los problemas de la contaminación en la agricultura también incluyen desechos; un 50% de desechos agrícolas están constituidos por estiércoles.
Los desechos son el subproducto de la forma de vida que ha adoptado el ser humano
Es difícil concebir el nivel de desechos que el hombre moderno va acumulando. Si en 1920 en Estados Unidos se generaba 1,25 kg. de desechos sólidos diarios, en 1970 se había incrementado a 2,4; en 1990 a 4,5 y la progresión se mantiene en este nuevo siglo. Esta media se rebasa si se incluyen los desechos industriales de minas y fábricas.
La pesada carga de la sociedad moderna como Pompeya quedó sepultada por siete niveles de "civilización", la nuestra corre el riesgo de superar esa marca. La pesada carga que llevamos a cuestas en la sociedad moderna es la factura que debemos pagar por la "calidad de vida" que nos hemos impuesto.
Las cosas materiales que esta sociedad demanda endosan a la naturaleza una difícil labor que no podrá llevar a cabo por sí sola. El coste económico será alto para el erario público, pero debemos acostumbrarnos a que una parte más o menos pequeña de nuestra felicidad material, deberá ser devuelta a la Tierra que nos la facilita.
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