DEL LADO DE ACÁ: APROXIMACIONES A LAS
IDEAS GEOGRÁFICAS DE DAVID HARVEY
POR OVIDIO DELGADO MAHECHA
Texto
Es del profesor Harvey la sentencia de que los geógrafos deben ser
conocidos y reconocidos por sus teorías. "Por sus teorías los
conoceréis". De la ocasión me valgo para decir que su obra tiene el
objetivo de construir una teoría general sobre la espacio-temporalidad de la
acumulación capitalista y desarrollar a fondo las ideas que sobre estos asuntos
fueron esbozadas por Marx, y que permita no solo entender la lógica y el
funcionamiento del capitalismo, sino construir también espacio-temporalidades
alternativas revolucionarias para su transformación. Esta construcción teórica
es una constante en su trabajo, ya se trate de sus análisis sobre la producción
social del espacio, sobre la globalización capitalista neoliberal, sobre
la condición de la posmodernidad, sobre la ciudad, sobre el imperialismo, o
sobre la misma obra de Marx, o sobre un caso tan particular como la Zona Cero
en el Bajo Manhattan. Lo que uno puede encontrar en un nuevo libro suyo es esa
teoría cada vez más desarrollada y refinada.
Esto me parece importante, porque en estos tiempos que vivimos son legión
quienes no creen ni en la vigencia del marxismo, ni en la lucha de
clases, ni en las teorías generales, ni en las utopías, ni en que puedan
existir alternativas al capitalismo, y que en su defecto lo aceptan sin
cuestionamientos o se concentran en la búsqueda de capitalismos alternativos
entre el keynesianismo y el neoliberalismo.
Para la construcción de esta teoría general Harvey ha desarrollado un
instrumento analítico denominado "Materialismo Histórico-Geográfico",
una metodología que ha ido afinando en sus amplios y profundos estudios sobre el
capital y sobre la geohistoria del capitalismo y su estructuración
espacio-temporal, sobre la naturaleza de sus crisis y sus contradicciones,
sobre las soluciones espacio-temporales de las crisis del capital y del
capitalismo, sobre su futuro y sobre la búsqueda de alternativas y
posibilidades de transformación. Su teoría no solamente han generado cambios
profundos en el marco disciplinar propio, sino que ha irradiado su influencia
en todos los campos de la teoría social crítica contemporánea. Ha trascendido
el mundo de la academia y la intelectualidad formales e institucionales, y
alimenta el discurso y la acción política de muchos movimientos sociales que
enfrentan la agresiva expansión de la globalización capitalista neoliberal.
Por la década de 1960, ante la crisis de la geografía regional que se
calificaba como rica en datos y muy pobre en teoría, David Harvey intentó
encuadrar el discurso geográfico dentro de las prescripciones epistemológicas
del positivismo lógico. En Teorías, leyes y modelos en Geografía
(1983)(Explanación in Geography,1969) sistematizó lo que a su juicio debería
ser el objeto y el método de una ciencia geográfica con la misión de producir
teorías, leyes y modelos sobre la variación espacial de los fenómenos sobre la
superficie terrestre. Pero pronto planteó la necesidad de realizar una nueva
revolución en el pensamiento geográfico, aduciendo que la disciplina así
estructurada no brindaba los elementos para transformar una realidad de
desequilibrio e injusticia social, y señalando que su propio libro no tocaba
los aspectos políticos que enmarcaban el trabajo intelectual de la época, entre
otras cosas por la prescripción positivista de la neutralidad política y
valorativa de la ciencia, y porque su orientación política estaba por esos
tiempos muy cerca del progresismo Fabiano y de las ideas de la planificación,
la eficacia y la racionalidad económica. Su desilusión con el socialismo de
Harold Wilson, y su llegada a Baltimore, fueron cruciales, porque allí vivió en
medio de la agitación por el reciente asesinato de Martin Luther King, el
movimiento en contra de la guerra y la lucha por los derechos civiles. En sus
propias palabras, "…allí me encontraba yo, tras haber escrito aquel tomo
neutral que de uno u otro modo no parecía encajar. Me di cuenta de que tenía
que repensar un montón de cosas que había dado por supuestas durante la década
de 1960" (Harvey, 2007a: 16).
Tal replanteamiento científico y político empieza a ser evidente en su
libro Social Justice and the City (1973) (Urbanismo y desigualdad social,
1977), en el que su discurso sobre lo urbano muestra una variopinta exposición
de planteamientos liberales, socialistas y marxistas. Con estos últimos, por
los que toma partido definitivo, habrá de trasegar en adelante, profundizando
en el estudio de la obra de Marx. Así, por ejemplo, en el Manifiesto Comunista
de 1848 encuentra que la acumulación de capital ha sido siempre un hecho
profundamente geográfico, y que sin las posibilidades de expansión espacial,
sin la reorganización espacial y sin el desarrollo geográficamente desigual, el
capitalismo no hubiera podido sobrevivir y consolidarse como sistema
político-económico. Pero como estos asuntos no habían sido abordados por el
marxismo, emprende el estudio de El Capital y como producto redacta "Los
límites del capitalismo y la teoría marxista", obra que a su juicio
contiene los elementos necesarios para la construcción de la geografía
histórica del modo de producción capitalista.
En París, capital de la modernidad (2008)investigación en que se planteó el
objetivo de reconstruir el funcionamiento del Segundo Imperio en París, y de
establecer cómo el capital y la modernidad se unieron en un espacio y tiempo
concretos, estimulando de esta forma las relaciones sociales y la imaginación
política, declara que "…la metodología del materialismo
histórico-geográfico que llevo años desarrollando, y que debo mucho al estudio
sobre París que publiqué en 1985, proporciona a mi entender un poderoso
instrumento para comprender las dinámicas del cambio urbano en un lugar y un
tiempo determinados" (pág. 29).
En el Materialismo Histórico-Geográfico Harvey aboga por un pensamiento dialéctico
y crítico que analice los procesos de cómo se han producido y cómo se
reproducen las formas espaciales y la organización del espacio en el
capitalismo, caracterizadas por el desarrollo geográficamente desigual de las
condiciones ecológicas, culturales, económicas, políticas y sociales. Aquí, la
teoría de Marx sobre la renta se considera fundamental para confrontar el problema
de la organización espacial, junto con los conceptos de valor, valor de uso y
valor de cambio y sus contradicciones inherentes. Es por este camino que toman
fuerza sus argumentos de que la producción social del tiempo y del espacio es
un escenario de lucha política y confrontación social en el que se involucran
estructuralmente cuestiones como las diferencias de clase, de género,
culturales, religiosas y políticas. Que el intrincado control social por el
orden espacial, las formas de desafío del orden social por las transgresiones
de los límites espaciales, los espacios simbólicos y la semiótica de los
órdenes espaciales, crean textos que deben ser leídos en términos sociales. Que
la organización espacio-temporal interna del hogar, del lugar de trabajo, de
las ciudades, es el producto de luchas entre fuerzas sociales opuestas por
mantener o cambiar un orden social, de modo que la dinámica social es también
lucha de poder por el espacio, lucha por órdenes espaciales alternativos. Todos
estos asuntos son auscultados profundamente en sus libros "El nuevo
imperialismo" (2004)y "Breve historia del neoliberalismo"
(2007b), en los que conceptos como acumulación
por desposesión y desarrollo
geográfico desigual son claves para entender las dinámicas de la globalización,
la geopolítica contemporánea y en general las relaciones imperialistas de
centro y periferia.
El profesor Harvey sostiene que no es suficiente con comprender la lógica y
el funcionamiento del capitalismo, y que es políticamente necesario explorar y
luchar por mundos posibles con organizaciones espaciales socialmente más
justas, en todas las escalas geográficas y en todos los órdenes de la vida
social. En Espacios de Esperanza (2003) dirige su crítica contra los
propagandistas del fin de la historia y de la consigna de que no hay
alternativa, y plantea la necesidad y la urgencia de construir una nueva utopía
centrada en el interés por la transformación, que oriente la práctica política
hacia la creación de un nuevo orden socio-ecológico y de producción, que
permita reconstruir nuestras relaciones con la sociedad y con la naturaleza, en
un marco de democracia y justicia social más allá de las meras expectativas
redistributivas. Una utopía que reconfigure la combinación del repertorio de
potencialidades humanas de competitividad, aclimatación, cooperación,
adaptación al medio, y de ordenamiento temporal y espacial, como alternativa al
sesgo del darwinismo social que fundamenta su proyecto en la exaltación
del individualismo y en la competencia, valores tan preciados por la ideología
neoliberal dominante. Cómo cae de bien en horas de desesperanza, la
relectura de su "Edilia, o haz con ello lo que quieras" (Harvey 2003)
y encontrarnos con esa hueste de figuras utópicas que persiguen a Harvey en su
sueño inquieto. Utopía como proyecto político que reivindica, por
ejemplo, el derecho colectivo a la ciudad, es decir el derecho a la producción
social del espacio urbano, "derecho a cambiar y reinventar la ciudad de
acuerdo con nuestros deseos" (pag.209), "derecho que supone
reivindicar algún tipo de poder configurador del proceso de
urbanización" (pag. 21), tal como se ilustra en su libro Ciudades
Rebeldes(Harvey 2013) que revela la relación dialéctica y de necesidad mutua
entre el desarrollo del capitalismo y el proceso de urbanización, y en el que
hace un llamado analizar en profundidad las raíces urbanas de las crisis del
capitalismo, a reclamar la ciudad para la lucha anticapitalista, a revaluar las
estrategias anticapitalistas del pasado y del presente, y a buscar estrategias
que permitan articular políticamente la acción de los movimientos sociales
urbanos.
David Harvey es un crítico severo del posmodernismo, al que
considera como una ideología dominante del capitalismo actual, y como una forma
discursiva errónea de pensar los tiempos que corren. Su libro "La
Condición de la Postmodernidad" (1998) es reconocido dentro y fuera de la
geografía como uno de los ensayos más esclarecedores sobre la condición
histórico-geográfica del capitalismo contemporáneo y de su correlativo cambio
cultural, gracias a la fuerza interpretativa de conceptos como "compresión
espacio-temporal" y acumulación flexible. Sus críticas a los discursos
posestructuralistas, al feminismo radical, y al llamado pensamiento
poscolonial, señalan que los mismos fomentan la fragmentación y el corte de
conexiones, el localismo y el particularismo militante; que privilegian el
cambio sobre las permanencias; enfatizan en la diferencia sobrevaloran la otredad,
a la vez que las analizan por fuera de la lógica mayor del desarrollo
capitalista, negando incluso las contradicciones y la lucha de clases, lo que
hace difícil, y casi imposible, identificar las verdades históricas y
geográficas que caracterizan el capitalismo. Las discrepancias de estos
discursos con el profesor Harvey también son notorias y mantienen vivo un
candente e interesante debate de crítica mutua, parte del cual está documentado
en el libro "David Harvey: a criticalreader", editado en 2006 por
Noel Castree y Derek Gregory. También para Doreen Masey, las teorías de Harvey
tienen poco en cuenta a las mujeres y su papel protagónico en la producción
social del espacio.
Seguro que las teorías de Harvey nos ayudarán a comprender mejor el mundo
en que vivimos y a construir mejores alternativas. Porque también aquí, cuando
caminamos por las calles vemos lo mismo que él nos cuenta que ve en sus
recorridos por Baltimore, "masivos monumentos a los ricos, sistemas de
bienestar en los que la subvención del Estado financia hoteles, sociedades
anónimas, condominios de gran altura, estadios de fútbol, centros de
convenciones, instituciones médicas de élite", mientras se alega la
carencia recursos para subsidiar a los pobres.(Harvey, 2003: 317-318). Porque
también aquí, en medio de una guerra larga, el capitalismo voraz avanza con sus
megaproyectos agroindustriales, minero-energéticos, turísticos y de
infraestructura, de renovación urbana, con una transformación espacial sin
precedentes, con desposesión violenta y miles de víctimas. Y porque somos
muchos las mujeres y los hombres que creemos que el actual proceso de paz y el
posconflicto deben asumirse como la posibilidad de construir una sociedad
distinta, de democracia participativa, diversa, de espacialidades y
territorialidades múltiples que se relacionen e interactúen en igualdad de
derechos.
REFLEXION
1. ¿Cómo es la distribución espacial en
Colombia desde el punto de vista ecológico, cultural, económico, político y
social?.
2. ¿Qué orden espacial alternativo propondría
para Colombia?
3. ¿Cómo serian los mundos posibles que
propone el profesor Harvey?
4. Conceptualice las palabras subrayadas
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